Hace unos años, dos niños llamados Juanito y Pepito estaban paseando por el bosque de Villa Verde. De repente vieron un gato, entonces ellos (que no tenían mucho cerebro) empezaron a perseguirlo. Juanito, un niño muy idiota tropezó con una raíz y cayó de morros contra el suelo. mientras que Pepito. otro niño tampoco muy inteligente chocó con un árbol. Cuando volvieron a correr, después de tres metros ya estaban sin aliento y a Pepito (el más gordo) le había dado un punto, así que decidieron parar a descansar, aunque tuviesen al gato a pocos metros de distancia. A continuación todo paso muy rápido, se oyó un fuerte ¡Pum! y luego vieron al gato..., !muerto¡ Una ardilla asesina lo había matado con una "granada bellota" dándole en toda la cabeza y dejándolo KO. Esto les hizo levantarse rápidamente y echar a correr con todas sus fuerzas, como no lo habían echo nunca, (mientras Pepito llevaba al gato en brazos). Cuando les parecía estar a salvo, se detuvieron, y empezaron a pensar que hacer con el cadáver:
- Yo propongo que lo dejemos aquí y huyamos - dijo Juanito.
-¡No!, como está muerto, es mejor que lo enterremos - pidió Pepito
- Vale, pero rápido, tenemos que salir de este bosque de ardillas asesinas, - ordenó Juanito
Empezaron a enterrar al pobre animal, cuando terminaron se oyeron unos maullidos, lo desenterraron, el gato estaba vivo pero al enterrarlo se quedó sin aire y murió, esta vez de verdad.
De repente apareció un viejo con una barba más larga que la de Papá Noel:
_¡Mi Churri, mi Churri, mi Churri! -gritaba desesperado aquel extraño- ¿Y ahora que cenaré hoy si mi Churri está muerto y lleno de tierra? ¿ Habéis sido vostros los que habéis matado a mi gato?
Juanito dijo que no sin embargo el imbécil de Pepito se arrodilló ante él y dijo:
- Ha sido una ardilla asesina con sus bombas que hacen "pum-pum"-dijo
Entonces el viejo contestó:
-¡¡Mentirosos!! ¡¡Me las pagaréis!!
-No tenemos dinero - dijo Pepito
- Da igual, es un abuelete, ¿que nos va a hacer? - Dijo Juanito muy confiado.
Al instante "Papá Noel" gritó:
-¡Pinki,Winki! ¡Venir aquí!
De repente aparecieron dos ardillas con la rabia,un cinturón lleno de granadas de las que hacen "pum-pum" y una de ellas llevaba un pistola. Eran tan pequeñas como el pie de Pepito y este piso a una. El animal lo cogió en peso (nadie sabe como lo hizo) y empezó a darle tortazos contra el suelo hasta que le sangró la nariz. Con el miedo Pepito se soltó y los dos empezaron a correr hasta que salieron del bosque, descansaron un rato y al final los muy idiotas olvidaron lo que les había pasado y volvieron a entrar en el bosque de Villa Verde y se metieron en muchos más problemas pero esa es otra historia.
FIN
Haber que os parece mi cuento, no podréis aguantar la risa.
ResponderEliminarPues si que estáis ideando cuentos muy tétricos.
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