viernes, 12 de noviembre de 2010

La casa número 13

Hoy era la despedida, me iba a Sevilla para vivir allí, la razón era que mi padre había encontrado trabajo en ese lugar; mis amigos me esperaban en la puerta de mi casa para darme el último adiós.
- No te vayas- dijo Pedro.
-Bueno, por lo menos no te tendremos que aguantar más, jaja- dijo Pablo.
-jaja que gracioso eres, bueno me tengo que ir-.
Subí al Audi a4 de mi padre y le empecé a decir adiós a mis amigos por la ventana de atrás, cuando arrancó el coche ellos empezaron a correr detrás de él hasta que se cansaron. Después de varios minutos en el coche me fije q venia detrás mi madre con su Harley.
- Papá, ¿falta mucho?.
- Unos 200 Km..

Después de unas cuantas horas llegamos a la casa, era marrón y de madera tenía las ventanas rotas, en el jardín había macetas tiradas, también bolsas de basura..., la madera del porche estaba podrida y las barandillas estaban con enredaderas, todas rotas; por dentro aún era peor, había telarañas, muebles tirados, graffiti, y esto era el piso de abajo, en las escaleras había zapatos tirados, en el medio le faltaba un escalón…, en el piso de arriba había sabanas tiradas, cigarrillos, botellas rotas, las camas rotas, el pasillo lleno de tizas,… entonces yo encontré una tabla que ponía el número 13.
- Papá ¿por que el número de la entrada esta aquí?-.
- No lo sé hijo, no lo sé.
- ¿Hoy vamos a dormir aquí?.
-Va a ser mejor que no, hay un hotel ahí cerca.
-¿De cuántas estrellas?.
- De 2,-.
Después de esto todos quedamos en silencio al ver el estropicio, hasta que mi madre dijo:
- Mañana vamos a tener trabajo.
- Y eso no es todo, tendremos que ir a comprar muebles y tablas.
Fuimos al hotel, era amarillo de unos 2 pisos, y que digamos, por dentro, no era otra cosa del otro mundo, las paredes eran de color verde pistacho y tenían algún que otro cuadro colgado, el hotelero tenía una barba de siete días como dice el dicho, vestía un traje negro con rallas blancas, y unos zapatos negros.
- ¿Qué desean?.
- Queremos una habitación para esta noche.
- Muy bien, les voy a dar la habitación número 32, ¿les parece bien?.
- ¿Tiene ducha?
- Tiene ducha, televisión, dos camas, teléfono, y si necesitan algo más no duden en venir aquí abajo a pedirlo.
- Muchas gracias.
Fuimos a la habitación, nos duchamos, dormimos, y a la mañana siguiente nos levantamos, fuimos a pagar al hotelero, mientras mis padres lo hacían, yo fui a fuera, se respiraba una buena mañana de domingo; cuando salieron mis padres del hotel entramos en el Audi a4 y fuimos a la casa, cuando llegamos nos encontramos con la ACLI de mi madre desvalijada y en el suelo ponía: iros cuanto antes de aquí o lo pagaréis muy caro.
- Mientras no suban la hipoteca, yo estoy tranquilo -.Bromeaba mi padre.
Mi madre se quedó de piedra, al ver que su moto estaba desvalijada.
Nos pusimos manos a la obra; yo recogí las macetas, limpié mi cuarto y ayude a mi padre a bajar las tablas de las escaleras y las del porche. A medio día fuimos a un café-bar a comer algo, mientras que mis padres discutían sobre los muebles de la casa, yo observaba por la ventana, salió una niña de mi edad muy guapa, tenía pelo negro y largo, era muy alta, y delgada, vestía una mini falda blanca unas medias negras, también llevaba puesto una camiseta blanca, y unos zapatos negros, miró hacia mi, yo rápidamente me gire hacia la mesa por vergüenza. Después de comer fuimos a la casa a arreglarla, esta vez me tocó el jardín y anda q no era trabajo; por la noche aún no teníamos camas, por que las iban a traer al día siguiente, pero a mí lo que más me importaba es que mañana tendría que ir a la escuela. Volvimos a dormir otra vez a ese hotel.

Por la mañana llego el gran día, iba a ir al colegio, llegué a él sobre las 8:50 y tenía que estar allí a las 8:45, el colegio era blanco y muy grande; a la entrada vi al conserje, era un poco gordo y bajito, tenia la mirada y la boca risueña. Me guió hasta mi clase, entramos, y todos los niños se giraron para verme y, allí estaba ella, la niña que vi cuando comía, ellos dijeron sus nombres y yo el mío, sólo me quedé con uno: Noelia, la niña que vi el otro día. En el recreo todos me seguían y me hacían preguntas. Después, en clase de inglés, yo casi muero de vergüenza por que yo leo de pena. Cuando llegué a casa ya teníamos las camas y la cocina estaba toda limpia. Durante la comida mis padres me preguntaron que tal el colegio y les conté todo.
Ya de noche me fui a dormir a las 3:00 de la mañana pero me despertó un ruído, lo volví a escuchar, era como un grito de una persona, me levanté para ver de que se trataba, camine 2 pasos y caí por una trampilla, me di un golpe contra el suelo, me levanté y me encontré en una sala que nunca había visto, volvía a oír el grito pero ahora mas fuerte, por detrás una voz fría me dijo: -Hola, un escalofrío me corrió por todo el cuerpo, el corazón se me iba a escapar del pecho de tanto que latía, me giré hacia atrás y no vi nada; la volví a escuchar detrás de una puerta, pero por mucho miedo que tenía me podían las ganas de inspeccionar; abrí la puerta, caminé tres pasos y la puerta se cerró de golpe, ví un esqueleto humano, pero con el susto no podía gritar, me fijé que tenia una carta al lado, la cogí, vi una sombra y empecé a correr, tropecén caí y me desmayé. Al despertarme estaba en la cama y pensé que todo había sido un sueño, hasta que vi que la carta aún estaba en mi mano, la abrí y esto es lo que ponía:
De: José Durán Torres. 24/5/1943/
Quién encontrare esta nota que sepa que también he caído en la trampa, he conseguido escapar del hombre durante 3 horas, ahora estoy en una habitación sin agua ni comida, dentro de poco moriré, quiero que se le dé esta nota a mi mujer y a mi hijo, para que sepan que les dejo toda la herencia, y que no se pongan tristes que estarán bien.
Código postal: Dirección:

La hoja estaba rota por la parte del código postal y la dirección, no se podía leer.
Por la mañana se lo conté a mis padres, y ellos no me creían, les dije:
- Subid arriba, hay una tramilla y una carta.
Subí corriendo, mientras mis padres lo hacían con normalidad, al llegar arriba no había nada, me puse a cuatro patas, a buscar la trampilla pero no encontré nada, rebusqué toda la mesilla de noche a buscar la carta, pero tampoco la encontré.
-Ven a desayunar, dijo mi madre.
Desayuné y me fui a la parada del autobús, allí estaba Jesús, uno de mi clase y le dije:
- Hola.
- Hola ¿dónde vives?
- En aquella casa. Con el dedo índice señalé a mi casa, el retrocedió dos pasos y dijo tartamudeando:
- ¿Vives en esa casa?.
- Si, ¿por qué?
- ¿No sabes lo que pasó hace años en esa casa?
- No.
- En esa casa han desaparecido 4 familias y han muerto 2.
En ese momento vino el autobús, después en el recreo fui a jugar al fútbol, en mí colegio era el mejor portero de todos, me iban a tirar unos penaltis, paraba todos hasta que Rodrigo el chulo del pueblo dijo:
- ¡Que manta eres yo te meto un gol a la primera!
Tiró y fue el peor tiro de la mañana, le salió centrado, por el suelo y sin fuerzas, lo paré con el pié izquierdo, después fue Ricardo, tiró con tantas fuerzas que no pude ni moverme.
Al llegar a casa comí macarrones y mi madre dijo:
- Hoy no voy a estar, la tía Rosa me va a venir a buscar para ir a junto de la abuela.
- ¿Vas a estar toda la tarde fuera?
- Si y también por la noche, vendré por la mañana temprano.

Llegó la noche y a las 3.00 de la mañana volví a escuchar el grito, me levanté y caí por la trampilla otra vez, volví a aquella horrible habitación, pero esta vez vi al hombre que me había perseguido, era calvo, tenía un pantalón negro y roto con un cinto dorado, la camiseta era gris y también estaba rota, los zapatos los tenía agujereados, tenía pocos dientes y eran amarillos o negros.
- ¿Por qué siempre gritas a las 3:00 de la madrugada?
- Eres de los pocos que cuando me ven me hablan, todos escapan con el miedo.
- Miedo a ti o a tu fea cara.
- Y también eres el primero que bromea, ¿sabes que le hago a los bromistas?
- ¿Qué?-
- Matarlos
Empezó a correr para cogerme, yo escapé de él corriendo, llegué a unas escaleras, subí por ellas, al llegar arriba estaba en el pasillo, fui para la habitación de mi padre y le dije:
- Vamos corre.
- ¿Qué pasa?
El hombre entró por la puerta de la habitación y mi padre dijo:
- Fuera de mi casa
- Hace tiempo era mía y no quiero inquilinos, así que os voy a matar.
-Si le toca un pelo a mi hijo le mataré yo.
-Ven, a ver si te atreves.
Mi padre fue a por él, pero el desconocido le clavó un palo en la barriga y lo tiró al suelo, vino a por mí, salté por la ventana y corrí todo lo que pude; él me seguía muy de cerca. Mi padre con la poca fuerza que le quedaba fue a su Audi a4 para rescatarme, justo cuabdo no podía más, y dijo:
- Sube al coche.
Íbamos a 195km por una carretera de 40 km, tan rápido que no vimos la señal de ciervos y por desgracia chocamos contra uno.
Cuando me desperté estaba en el Hospital, me contaron que mi padre había muerto. Como mi padre era el que traía dinero a casa mi madre tubo que trabajar en el café-bar en el que comimos aquel día. Por la noche caí otra vez por la trampilla, y dije:
-Vamos a zanjar esto y ahora.
Allí vino él, por la puerta y con una sonrisa de ceja a ceja.
-Yo no quiero zanjar nada, yo quiero pelear, pero pelear sin motivo no es pelear, tú no tienes motivo, por eso yo ya te lo he dado, tienes que darme las gracias porque he atado a tu madre con una cuerda, ahora si que tienes motivo.
Cogí una vara de metal y le di en toda la cabeza, él ni se inmutó.
- No puedes matar a alguien muerto.
Él me produjo arañazos por todo el cuerpo, me escondí en una habitación.
- Sal de ahí o vas a morir.

Estuve allí muchas horas, ya era sábado, cogí todas las fuerzas para salir, lo hice corriendo, subí las escaleras pero cuando iba a salir fuera de la casa, estaba el allí, en la puerta, salté por la ventana pero rápidamente me acorralo. Tenía una hacha en la mano, ese era mi fin, pero apareció Jesús, mi vecino, con una escopeta de balines; le disparó todos los que tenía, él se giró y le dijo:
- ¿Quieres morir como va a morir él?
Me levanté y le dije a Jesús:
- Corre
Empezamos a correr los dos hasta que llegamos a una pradera, allí estaban unos chavales entrenado con las motos, pero el hombre cogió a uno de los moteros por el cuello, yo cogí una moto y fui directo hacia él, cuando ya estaba muy cerca salté de la moto, el hombre soltó al motero y mi moto se estrelló contra él, los moteros escaparon con el miedo, con el golpe el depósito de gasolina se rompió y se derramó sobre el hombre, rebusqué en las mochilas de los moteros hasta encontrar unas cerillas, las encendí y se las eché encima, se levantó y su cuerpo se convirtió en un esqueleto; cayó y se murió. Fui corriendo a desatar a mi madre, después de hacerlo fuimos a la policía, y nos volvimos a nuestro antiguo pueblo.

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